lunes, 13 de febrero de 2012

ATRAPADA EN LA RED.

Esta crónica la hice a principios de Diciembre y surgió a partir de una serie de entrevistas a "Telly" y familiares cercanos, respecto a su adicción a las redes sociales.


Telly es una chica de 21 años, estudiante universitaria en la ciudad de Guadalajara. Su nombre no es real, pide que lo cambie. Es delgada, tiene cara ovalada, cabello lacio muy negro y unos ojos color avellana combinado con leves toques de rojo, los cuales talla con frecuencia.

"¿Qué quieres que te cuente? Hace tiempo que no duermo bien y que no disfruto estar fuera de mi casa, sea lo que sea que tenga que hacer. No pongo mucha atención en clase y hago a la carrera todas mis tareas. Sí, es porque tengo prendido el ordenador más de 17 horas al día, desde que me levanto hasta que se me cierran los ojos del sueño”.

Como Telly el 49% por ciento de la población mexicana con acceso a internet se encuentra conectado a su computador durante todo el día, según revela la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI).

La chica saca su celular del bolso, lo revisa, luego lo guarda, vuelve a sacarlo, guardarlo muchas veces más. Se disculpa con un "lo siento sólo miraba la hora"
Se queda pensativa, "y mis notificaciones de Facebook”, sus mejillas se sonrojan y exclama con rapidez, “no puedo dejar de mirarlo, me pasa lo mismo en las salidas con amigos y reuniones familiares, no les presto mucha atención, lo peor es cuando están a lado mío y les mando pin por celular (SIC) o les escribo en su muro, pero esto no sólo me pasa a mí, ya últimamente todos mis amigos son así también, podemos estar en el mismo lugar y nos escribimos cosas en nuestras fotos, nos mandamos videos o cosas chistosas”.

México es el país de América latina con más usuarios en Facebook, cuenta con 12.5 millones. Un reciente estudio realizado por SMLatam señala que la cifra de los usuarios mexicanos se mantiene en contaste crecimiento y que 51% son mujeres.

Todas las noches sucede lo mismo, se acuesta después de pasar horas frente a su lap top y se maldice por haber perdido tanto tiempo navegando en internet, jugando, chateando con gente desconocida o inventándose una personalidad distinta.

Se mete a la cama y piensa que el día siguiente será distinto, cierra los ojos y se ve haciendo sus tareas en tiempo y forma, comiendo en los horarios adecuados y prestando atención en clases. No deja de revisar sus páginas estando en la escuela ya sea mediante su teléfono o por su computadora.
Investigadores norteamericanos, empiezan a referirse al fenómeno como desorden o trastorno de adicción a Internet (IAD por sus siglas en Inglés), uso excesivo o compulsivo de Internet, o uso patológico de Internet. Esta adicción llega cuando el uso excesivo empieza a interferir en la vida cotidiana de quien la padece y el navegar en internet ya no es satisfactorio, comienzan a experimentar ansiedad si no se lleva a cabo.

Su hermana Andrea, quien concede una entrevista vía Skype menciona que Telly antes tenía excelentes calificaciones y estas han bajado. Antes salían a correr juntas o se acompañaban a clases de baile. Hoy sólo la ve en su ordenador más no dormir ni hacer otras actividades, “cuando le digo que ya tengo sueño ella se va al estudio o a la sala, más de una vez me ha tocado levantarme ya para irme a la escuela y verla todavía despierta frente a su máquina. Me da mucha desesperación, he intentado hablar con ella pero ya no escucha, es como si viviera en otro mundo”. Andrea dice que sus papás también están preocupados, la ven pálida, distraída e irritable.

Telly no puede lograr ni las pequeñas metas que planea durante el día: “A veces digo, hoy si acabaré todas mis tareas pendientes, comienzo a hacerlas, pero me distraigo con cualquier cosa, chateo en Messenger con compañeros de la universidad que vi durante todo el día o me la paso viendo fotos y publicaciones en el Facebook, ¡llego a ver el álbum entero de fotos de personas que ni me interesan! Cuando me doy cuenta ya son las 2 o 3 de la mañana y nuevamente no hice nada. Siempre me dan ganas de llorar”.

Según un estudio realizado por la Universidad Iberoamericana (UIA) titulado “La Adicción a Facebook Relacionada con la Baja Autoestima, la Depresión y la Falta de Habilidades Sociales”, la mayor parte de los jóvenes adictos a Facebook y demás redes sociales tienen una historia de disfunción familiar. También detectaron tendencias al aislamiento social, patrones de evasión de la realidad y
predisposición a la depresión, inestabilidad emocional, pobre tolerancia a la frustración, volubilidad e irritabilidad.

Telly ya no realiza ninguna actividad fuera de casa más que las necesarias. Los fines de semana también se queda encerrada, ve películas en línea pero no con en el modo de pantalla completa, para poder ver si le escriben en Facebook o en el chat.

Todos los días come frente a su ordenador, salvo cuando sus papás la obligan a hacerlo en la mesa con ellos y su hermana. También la obligan a dejar el celular en el cuarto mientras dura el tiempo de la comida y por esa razón no la disfruta, mastica con rapidez y piensa, ¿qué me habrán escrito en mi muro?, ¿me habrá hablado alguien en Messenger?.

Este mismo estudio realizado por la UIA demuestra que otro elemento de gran importancia es la fobia de ansiedad, puesto que adolescentes que la padecen no les gusta salir y el Internet les da la posibilidad de contactarse con otros e involucrarse en juegos sin la necesidad de exponerse a situaciones que les causen angustia.

La chica traga saliva y dice: “te voy a ser honesta, a veces hasta pienso que sería mejor no vivir. Me pongo a imaginar, ¿qué va a ser de mí si sigo llevando este ritmo de vida, si me la paso pegada a mi computadora?"

Dice que solía ser una excelente alumna, hacía muy buenas tareas y los maestros la felicitaban por ello. Ahora hace todo por cumplir, al “ahí se va”. Miente respecto al tiempo que pasa frente al ordenador, inventa salidas y tareas. “Cuando hago eso me odio por dentro y quisiera que me atropellará un carro o sufrir un accidente. Sé que suena estúpido, pero eso siento, porque tampoco me atrevería a suicidarme, es que ya no sé qué hacer para salir de este círculo vicioso. He buscado en la misma red a ver si encuentro un grupo de apoyo para adictos a internet y no hay nada, sólo hay para drogas, alcohol, neurosis y esas cosas, ojalá hubiera uno, sé que habría muchos como yo”.

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