Las protestas en Estambul, por el contrario de
lo que puedan decir los medios locales, nunca han cesado, si bien conforme los
meses han variado en intensidad, el descontento ha permanecido intacto. En
cafés y plazas siguen las pequeñas reuniones agitadas, en las calles los
graffitis borrados vuelven a pintarse, todos los sitios donde se pueda mostrar
inconformidad son validos, hasta la final de fútbol de la Super Copa de Tuquía.
La tensión ha y sigue siendo evidente y prueba de ello es que el parque Gezi,
lugar en donde se iniciaron las protestas se encuentra la mayoría de las veces
cerrado y custodiado por policías.
El día de ayer el estallido de las
manifestaciones fue inevitable. Había mucho enojo e impotencia de por medio, la
razón:
Ahmet Atakan un chico de 22 años fue herido a muerte con un proyectil de gas de las fuerzas policiales mientras protestaba junto a un grupo numeroso, por la construcción de una carretera en la Universidad Técnica de Medio Oriente de Ankara con sede Hatay una provincia al sur de Turquía colindante con Siria.
La noticia de su muerte se
difundió rápidamente en las redes sociales y por medio de ellas se realizó una
convocatoria a las 7:00 pm en Kadiköy y Taksim dos distritos estratégicos de la
ciudad de Estambul.
Kadıköy es uno de los
barrios màs antiguos de toda la ciudad, sus calles están siempre llenas, el
bullicio se percibe en los cafés,bares, cines y en las cientos de librerías y
tiendas que existen. La hermosa vista al Marmara, la vida comercial y su
embarcadero para de ir de la zona asiática
a la parte europea, lo hacen uno de los distritos màs importantes de
todo Estambul.
Hace apenas diez días en
este barrio se cerró el acceso al tráfico,
debido a que cientos de personas celebraron el Día Mundial de la
Paz con
una manifestación convocada por el Partido de la Libertad y la
Democracia (BDP) que representa a la
comunidad kurda de Turquía.
Los kurdos son una de las
minorías étnicas existentes en el país.
Han tomado parte de forma activa durante las protestas para expresar su
disconformidad con el gobierno del Primer Ministro Recep Tayyip Erdoğan.
Apenas en los noventas ser kurdo en Turquía significaba estar sometido a una
falta total de derechos humanos. Todavía hay muchas fosas comunes por
desenterrar en el sudeste del país consecuencia de la guerra soterrada entre ejército
turco y guerrilla del PKK (Partidos de los Trabajadores del Kurdistan). Sus
años de lucha por la igualdad de derechos y la dureza con la que han sido
reprendidos les ha enseñado que si tienen algo que decir debe ser por medio de
la protesta. El 1 de Septiembre aplaudían y agitaban sus banderas verdes,
amarillas y rojas mientras el líder del partido Selahattin Demirtaş criticaba severamente el apoyo a la invasión
de Siria del Primer Ministro. La noche de ayer no hubo aplausos, ni chiflidos,
sólo un grito en especial “Ahmet Atakan
onurumuzdur” (Ahmet es nuestro orgullo) repetían los jóvenes turcos y kurdos
por igual.
El plan original era
trasladarse de Kadiköy a Taksim donde también se había realizado un
llamamiento, sin embargo, esto no fue posible. Alrededor de las 11:00 pm cuando
la gente se reunía por segunda ocasión y formaba barricadas, la policía
irrumpió con camiones de agua a presión y bombas de gas. Los enfrentamientos duraron hasta la
madrugada de este miércoles 11 de Septiembre. Personal de limpieza tuvo que
lavar las aceras desde muy temprano para devolverlas a la normalidad, incluso a
esa hora el olor del gas podía sentirse por todos lados.
Mientras tanto en Taksim,
situado en la zona europea de Estambul, las cosas no transcurrían diferentes:
agua a presión, balas de salva y gas pimienta inundaban avenidas y calles
alternas. Principalmente Istiklal, la avenida más representativa de este lugar
y llena siempre de gente yendo y viniendo. Músicos extranjeros pidiendo dinero
para su viaje a la india y drogas, mujeres con velo o çarsaf (túnica que cubre el cabello y el cuerpo
hasta los pies), chicas en minifalda y diminutos vestidos, turistas japoneses
asombrándose de todo y hasta payasos sosteniendo banderas gays. Es precisamente
en este barrio ruidoso y multicultural con sus edificios antiquísimos y tiendas de marcas exclusivas que contrastan
con los cafés alternativos con música de protesta de fondo, donde los turcos
han alzado la voz más veces que en ningún otro lugar.
Taksim volvió a ser testigo
del hastío y el enojo, frases como “Hoş geldin katil” (bienvenido
asesino) fueron repetidas una y otra vez a los policías hasta el amanecer.
La sangre, el ruido, las
quejas, los golpes, las sirenas de ambulancias han vuelto a sacudir Estambul.
Fotografía de: Vahhab Ayhan y Helin Cerer
Fotografía de: Vahhab Ayhan y Helin Cerer